“TENEMOS QUE HACER ESFUERZOS PARA REDUCIR Y DESINCENTIVAR EL USO DEL AUTOMÓVIL”
- En esta entrevista con Al Damir también habló de su viaje a Palestina y de la emoción que sintió al conocer, más de cerca, la tierra de su bisabuelo que llegó a Chile desde Belén.
Desde el día que asumió como Ministro de Transportes y Telecomunicaciones llamó de inmediato la atención de la prensa que asistiera a la ceremonia en el Museo Nacional de Historia Ambiental combinando bus y Metro. Ingeniero civil de la Universidad Católica y ex responsable de la Cátedra de Sustentabilidad de esta misma casa de estudios, Juan Carlos Muñoz Abogabir (51) tiene un doctorado en Ingeniería Civil y Ambiental de la Universidad de California (Berkeley). Es independiente y demuestra gran interés en temas relacionados al transporte público y desarrollo urbano sustentable. Toda su carrera tanto académica como profesional ha estado ligada a este tema. Fue director del Centro de Desarrollo Sustentable (CEDEUS) y fundador del Bus Rapid Transit Centre of Excellence, un centro financiado por la Fundación Educacional y de Investigación Volvo. Desde que asumió la cartera, ha resaltado que está plenamente involucrado con la acción climática, que apoya la agenda global del Hidrógeno Verde y la agricultura regenerativa. El ministro Juan Carlos Muñoz se especializa en operación de sistemas de transporte; logística, transporte público y tráfico en autopistas.
Respecto a su trabajo en el sector público -durante los años 2003 y 2004- se desempeñó como asesor del ministro de Transportes y Telecomunicaciones para el plan Transantiago y fue parte de los directorios de Metro de Santiago y Valparaíso. Pero también ha criticado el uso excesivo de vehículos, impulsando a las personas a usar la bicicleta y el transporte público como medio alternativo. Además, es hermano de Gonzalo Muñoz, inspirador del Diario Sostenible, cofundador de Triciclos, Empresa B y High Level Climate Action Champion de la COP25.
En conversación exclusiva con Al Damir, el Ministro Muñoz Abogabir comparte parte de su historia familiar proveniente de Palestina. “Eran de Belén. En el viaje conocí la casa donde había vivido mi bisabuelo que viajó junto a su hermano a Chile, ambos a muy corta edad. Quedaba a pocas cuadras de la Iglesia de la Natividad. Fue bien emocionante. Se siente un vínculo con los orígenes, con las raíces muy fuerte”.
Cuándo le consultamos acerca de su conexión con sus raíces árabes, nos dice: “Mi madre es Abogabir Scott, la parte Scott es más bien del lado judío ruso (originalmente el apellido era Scoote), por lo tanto, en mi genealogía es un cuarto que viene de mi abuelo materno. Él era Abogabir Lama, su padre se vino a Latinoamérica escapando de la guerra otomana con los turcos. Ellos eran de Belén, dos hermanos jovencitos que los mandaron en un barco a Argentina y después cruzaron a Chile y se casaron con dos hermanas de Chillán. Así se formó la gran familia Abogabir Lama con dos parejas de hermanos”.
Juan Carlos Muñoz agrega: “Tengo mucho orgullo de ser palestino y mucha comprensión también de lo sufrido que es el pueblo Palestino. Las raíces se han traducido en principalmente dos cosas: por un lado, está la parte culinaria. Muchas veces en la casa de mi abuelo, había comida árabe. Se festejaba mucho. Los pimentones rellenos, los dulces árabes, las hojitas de parra, son parte de nuestra cultura y de lo que nos gusta. Eso lo conservamos con mis primos hasta el día de hoy. Por otro lado, está el equipo de fútbol. Y debo decir que mi abuelo paterno no era hincha del Palestino, pero cuando yo tenía ocho años era un equipo memorable. El ’78 salió campeón, récord de partidos invictos, y varios compañeros de curso se hicieron hinchas del Palestino. Muy poquitos siguen hasta hoy. Creo que mis raíces árabes me ayudaron en esa fidelidad total hasta el día de hoy. Lo conservo como algo muy propio de mi identidad, tanto por la raíz, como por la alegría de ser de un equipo chico. Me encanta sentir que soy parte de una comunidad pequeña en la cual sufrimos juntos, luchamos juntos y en que la alegría se goza el triple”.
- ¿Mantiene en su familia algo de las tradiciones árabes?
Aparte de la cosa culinaria y el equipo de fútbol, el orgullo de sentirnos parte de un pueblo con harta tradición, muy sufrido y con muchas ganas de que nos vaya bien y que la cultura palestina pueda seguir teniendo el despliegue y el aprecio que recibe en Chile. La cultura Palestina en general se valor aquí y eso es muy bonito reconocerlo.
Yo soy bueno para comer los dulces, entonces los baclawa, los ceregli, son realmente mi perdición. No hacen muy bien, pero me encantan.
- ¿Cuál es el último libro que leyó y por qué?
Curiosamente tiene todo que ver con lo Palestino. Hay un profesor de economía de la Universidad de Chile que se llama Roberto Álvarez, que escribió dos libros asociados al equipo del Palestino 78. Ambos están entre los dos últimos libros que he leído. Uno está dedicado justamente a la trayectoria del Palestino ’78. El otro a la historia de un jugador muy particular, Oscar Fabbiani. Los dos libros los leí de principio a fin y los disfruté. Ahora las labores ministeriales me han capturado entre pautas y minutas. Espero poder retomar la lectura más adelante.
- ¿Practica algún deporte o tiene algún hobbie?
Soy futbolista total, me gusta jugar con la polera número 8, que es la que me recuerda a Manuel Rojas de ese equipo del ’78. Creo que donde soy más feliz en la vida es en la cancha haciendo un pase y jugando un buen partido. Me gustan también otras actividades, recientemente he descubierto el placer de andar en bicicleta. Me gusta también subir cerros, tuve mi período de montañista y me gusta jugar squash.
SUS DESAFÍOS PARA EL PRIMER TRIMESTRE
A casi un mes de haber asumido en su cargo, ¿cuáles son los 3 desafíos que quiere ejecutar en este primer trimestre?
Tenemos muchos desafíos. Esta es una cartera tan amplia. En materia de Transportes, hemos querido partir visitando las regiones, y tomar conciencia de los dolores que uno enfrenta en zonas más periféricas de Chile. Las autoridades tenemos muchas veces un foco muy concentrado de lo que pasa en la capital. En transportes tenemos una brecha importante de calidad de servicio con respecto a regiones. Eso es parte importante de esta agenda. También estamos trabajando muy fuerte en generar medidas que nos permitan ir reduciendo el uso del automóvil y aumentar el uso del transporte colectivo y del transporte no motorizado. Es un desafío muy difícil, porque hemos salido de la pandemia con muchos más automóviles de los que teníamos. Las ciudades se están viendo enfrentadas a un nivel de congestión severo. Queremos avanzar en poder llevar la electromovilidad a más ciudades. Hoy día tenemos muchos buses eléctricos en Santiago y ninguno operando en regiones y eso es algo que queremos cambiar. También, seguir potenciando el ferrocarril, se están fortaleciendo algunos de sus servicios, incluso construyendo algunos nuevos, que es algo que nos gustaría seguir impulsando y tenemos proyectos asociados a metro, que está expandiendo su red. En materia de Telecomunicaciones, podemos destacar un despliegue de la fibra óptica nacional con el apoyo de las empresas. Ellos tienen esa responsabilidad y nosotros como Ministerio vamos a preocuparnos que se realice de buena manera. Nos parece clave que tanto la fibra óptica nacional, como el 5G, permita darle conectividad y acceso a la población que muchas veces se siente postergada. Esos son nuestros focos principales hoy.
- ¿Se podrá evitar el alza de pasajes que es un tema relevante para la ciudadanía?
El Plan Chile Apoya, propuso dentro de las medidas de reactivación económica, congelar la tarifa a los niveles actuales en aquellas ciudades donde el Ministerio tiene facultades para poder hacerlo. Nos parece que es una medida que va directo al bolsillo de las familias de menores ingresos y que era de muy fácil implementación, pues no exige ningún trámite. Lamentablemente, sólo lo podemos hacer en aquellas ciudades en las que tenemos un vínculo contractual con los operadores que nos permita exigirles ciertas condiciones y eso, no ocurre en todas las ciudades. Por lo tanto, parte del esfuerzo que tenemos que hacer, es avanzar en que haya más ciudades que tengan ese tipo de estructura regulatoria para poder tener no solamente la posibilidad de influir en la tarifa cuando lo consideremos oportuno, sino también exigir otras condiciones de operación como los trazados, frecuencias y horarios de operación.
- ¿Está dentro de sus desafíos promover el menor uso vehicular debido a los altos tacos que se han visto en la RM?
No sólo en la Región Metropolitana, sino en todo el país. Estamos enfrentando unos niveles de congestión muy altos y eso evidencia –incluso para los propios automovilistas- que seguir avanzando en promover y dar facilidades para que todos podamos utilizar nuestro automóvil (los que tienen), es una mala política pública que nos conduce a mayor congestión, mayor contaminación, obesidad e invasión de espacios públicos. Y para peor, muchas veces, esa congestión entrampa o afecta a los otros modos de transporte que sí nos interesa promover, como es el transporte colectivo y la bicicleta. Por lo tanto, desde el ministerio tenemos que hacer esfuerzos para simultáneamente reducir y desincentivar el uso del automóvil y fomentar los modos de transporte alternativos.
- ¿Cree usted que sería más viable aumentar los dígitos en el calendario de restricción vehicular para descongestionar?
En Chile, sólo podemos usar la restricción vehicular por criterios medioambientales. Y por eso es que en el caso de Santiago solo afecta a los vehículos más antiguos, que son los que contaminan más. La restricción vehicular tiene el problema que, si bien logra en el corto plazo reducir la cantidad de viajes, genera un incentivo para que los que tienen un poco más de ingresos, compren un segundo automóvil que les permita viajar en los días en que su primer auto está afecto a restricción. Esto termina aumentando la tasa de motorización y usualmente esos automóviles alguien los termina utilizando. Así, por una ganancia de corto plazo, terminamos perdiendo el largo el plazo. Por lo tanto, tenemos que buscar mecanismos para que si vamos a implementar restricción vehicular por congestión –lo que exige una modificación legal – deberíamos implementarla procurando que no fomente un aumento de tasa de motorización a largo plazo.
“HOY SOY UN FELIZ VEGETARIANO”
- ¿Cómo va el proceso de implementación de vehículos eléctricos en el transporte público?
El foco del Ministerio en electromovilidad ha estado principalmente puesto en los buses y en el tren. En el caso de Santiago, los buses eléctricos han sido muy bien recibidos, pues permiten que sus usuarios tengan un viaje más suave, más cómodo y con vehículos modernos. Sin embargo, ese esfuerzo no lo hemos visto aún en regiones y es algo que queremos impulsar. También es atractivo impulsarlo en otro tipo de vehículos, como los taxis y taxis colectivos. Los vehículos eléctricos son mucho más caros que los vehículos a combustión, pero tienen un costo operacional mucho más bajo. Es decir, hay que invertir más al principio para tener ahorros posteriores. Entonces, el salto a la electromovilidad es más rentable para vehículos que se usan muchos kilómetros al año. Entonces, podemos pensar en mecanismos de ayuda a los taxistas para que se animen a dar ese salto y puedan “subirse a la electromovilidad”, entendiendo los beneficios en el tiempo.
- ¿Cómo los chilenos podemos ser más parte en las acciones que tienen relación con el cambio climático?
Es importante que tomemos conciencia cómo uno puede contribuir. Hay un rol político relevante en cada uno de nosotros como personas que elegimos a nuestras autoridades en función de las políticas públicas que ellas promueven. Me parece importante tomar conciencia y levantar la voz respecto de que estamos enfrentando una emergencia climática, una emergencia de una magnitud que la humanidad no había enfrentado antes. Como el calentamiento global es un proceso que se desarrolla en forma lenta y gradual, corremos el riesgo de no darnos cuenta. Además, algunos gases de efecto invernadero como el CO2 se mantienen décadas en la atmósfera antes de ser absorbidos nuevamente por la tierra, por lo que un cambio de comportamiento nuestro tomará mucho tiempo en revertir esta alarmante tendencia climática. Cada uno de nosotros debe ver cómo puede contribuir, a través de su forma de actuar, de vivir. En mi caso -y esto tiene mucho que ver con ser papá-, me afecta lo que los niños nos piden y el poder mirarlos a los ojos respecto del planeta que les estamos heredando. Esto me ha significado renunciar a algunas cosas que me gustan. Fui carnívoro toda mi vida, pero cuando mis hijos empezaron a ser vegetarianos, consideré que debía sumarme y hoy soy un feliz vegetariano. No porque no me guste comer carne, sino porque siento que es mi forma de contribuir en este gran esfuerzo. Lo mismo me pasa con otras cosas que hago, como andar en bicicleta, con andar en transporte público. Muchas veces sería más fácil pedirle a mi conductor que me fuera a buscar a la casa, pero ¿qué sentido tiene que él vaya de Maipú a la Reina para traerme al centro, cuando tengo un metro, una bici o un bus que yo puedo usar? Creo que es importante que todos contribuyamos con nuestra coherencia respecto del planeta que queremos construir. He ido adquiriendo otros hábitos.
- Su hermano Gonzalo también ha impulsado tomar acciones frente al cambio climático a nivel mundial…
Él se dedica al tema del cambio climático y él ha promovido el tema del reciclaje, ¡reciclamos mucho en nuestra casa! Y lo que me ha encantado es hacer compost. Es maravilloso, uno se conecta no sólo con la responsabilidad del residuo que genera y con la posibilidad de transformarlo en tierra útil, en abono para el jardín. También te conecta con la Tierra. Quienes vivimos en ciudad usualmente nos desconectamos de la raíz de nuestra existencia, de esos procesos naturales estructurales en la vida en nuestro planeta. Para mí ha sido un descubrimiento, fascinarme con mis lombrices y de lo que ellas generan. Y de la maravilla de que, en vez de mandar nuestros residuos alimentarios en una bolsa negra a Tiltil, a destruir la naturaleza, transformarlos en fertilizante que, contribuyen a mejorar y dar vida a nuestro jardín. Creo que todos debemos reflexionar también en otros ámbitos cómo gastar menos agua, generar menos gases de efecto invernadero, y cómo contribuir a ser un planeta más sustentable en lo social y en lo humano. Parte de los desafíos que enfrentamos en términos de sustentabilidad no tienen que ver solamente con lo ambiental, sino también en hacer una sociedad más cohesionada y gentil. Pienso que esto exige conciencia y también generosidad. Estamos demasiado adoctrinados respecto de orientar nuestras acciones pensando en nuestra propia conveniencia, pensar con una mirada individual. Los desafíos que enfrentamos exigen ser cariñosos con nuestro planeta enfermo y aproximarnos a él con gestos amorosos. Gestos que no tienen que ver con una rentabilidad económica, sino con contribuir a lo que nuestra querida Tierra necesita.
Por Paulina Latrach T.