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Exhibición de collage en Providencia

EL RETORNO DE XIMENA LAMA

Sobre su muestra en la Sala Nueva Providencia del Palacio Schacht, donde exhibe una serie de collages, la artista comparte que “retornar, es decir, volver a alguien o a algún lugar, situación o estado anterior, está estrechamente ligado con los recuerdos y, así mismo, con el tiempo, ya que la memoria se activa al regresar al punto de partida”. Su exposición se puede visitar de lunes a sábado de 10:00 a 18:00 horas y estará hasta el 30 de diciembre.

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Ximena Lama es una artista cosmopolita. Nació en Bolivia, creció en Chile, pero en 2004 se radicó en Suiza, donde realizó varias exhibiciones de su trabajo en Suchen Boesner Gallery, FatArt_Schaffhausen, Ever Changing_Council of Europe_Strassbourg, entre otras.  Claro que el año pasado volvió a Santiago y que hoy se ve plasmado en su muestra llamada “Retorno”.

“Es una muestra de collages, en los cuales las imágenes se transforman, se utilizan, se enriquecen y se transportan, sensibilizando al espectador y llevándolo a un examen de nuestro mundo actual. Retornar, es decir, volver a alguien o algo… al lugar, situación o estado anterior. Está estrechamente ligado con los recuerdos y, así́ mismo, con el tiempo, ya que la memoria se activa al regresar al punto de partida. La serie de obras incitan a reflexionar sobre la relación entre el recuerdo y el tiempo. Este proceso, ya sea de forma consiente o subconsciente, confronta al espectador con el concepto del retorno y el sin retorno, volviendo al pasado, a la añoranza, a explorar, a reconocer o reconocerse. Es volver al punto de partida o contemplar la situación después de la transformación”, nos comparte la artista.

Y agrega: “¿Hay costumbres que ya no volverán? ¿O quizá sí? ¿Existen cosas que cambian para siempre, mientras otras no? ¿Será que algún día volveré? Algunas obras expuestas tensionan el control de la mirada sobre lo observado, acentuando la estética de la transformación o simplemente del objeto evocando el recuerdo; otras revelan una dimensión crítica sobre diversos temas, los cuales pueden ser universales o directos de nuestro entorno, tales como el rol de la mujer o la diversidad cultural. Sin embargo, la amplitud del espectro será generada por medio de la propia imaginación del espectador”.

¿Hace cuánto tiempo hiciste estos cuadros y preparaste esta exposición?

R: Los cuadros que hago me toman bastante tiempo en hacerlos ya que algunos de ellos llevan innumerables detalles. Es una técnica que desarrolle, quizá existe, pero aún no la he visto en otros collages, donde el proceso es bastante complejo, pero vale la pena ya que el resultado generalmente -para mí- es muy satisfactorio. El año pasado llegué de Suiza, donde viví casi 16 años. Después de integrarme nuevamente en Chile junto a mi familia (es madre de 2 hijos) quería hacer una exposición en Santiago. En mayo de este año mandé el proyecto de la exposición “Retorno” y en junio, el Centro Cultural de Providencia confirmó que podía realizarlo. Desde ese entonces comencé a planear la exposición. Para mí es muy importante el espacio donde se muestran las obras ya que trato de que el espectador tenga una experiencia visual y emocional y, para que esto resulte es necesario que las obras le den un sentido al espacio. Para esto recopilé una muestra de obras que datan del año 2017 a la fecha.

¿Por qué el nombre de tu exposición?

R: El nombre “Retorno” tiene dos significados, uno personal por el hecho de que vuelvo a vivir al lugar donde crecí que es Chile, a reencontrarme con mi infancia, con mi pasado y también por el contenido de mis obras. Las imágenes deambulan entre la añoranza y el ahora. La emoción se materializa a través del papel, a través de las imágenes de revistas. Dichas imágenes reflejan la realidad de nuestra sociedad, son un espejo de lo que somos o de lo que fuimos. Las imágenes no pueden mostrarnos el futuro, solo el pasado y el presente. Y retornar, por concepto, evoca el regresar al punto de partida, a volver al pasado, a recordar y al mismo tiempo confronta al espectador con el presente, con nuestro mundo actual. Ya sea de forma consciente o subconsciente es un proceso que se genera al momento de retornar, es decir al momento de volver al pasado. Es decir, volvemos al pasado, algo pasa (nos cuestionamos, reflexionamos, se mueve algo en nuestro interior) y podemos contemplar el presente.

Hace una pausa y agrega:

“En mi exposición escribí en la muralla “nostalgia prefabricada”, porque esa era mi intención, generar nostalgia para poder contemplar el presente. El concepto de “prefabricar” refleja la intencionalidad, ya que no fue una casualidad que el pupitre antiguo lo pintara en color rosado, o que los collages tuvieran cierta secuencia…Existía una intencionalidad en generar nostalgia al espectador con el fin de que reflexione sobre el presente. Hay ciertos objetos o elementos visuales que nuestra sociedad nos inculcó, que los conocemos y nos activan la memoria. Ahora, cada cual viaja como quiere en su imaginación e interpreta lo que ve a su manera, todos tenemos diferentes experiencias de vida y somos individuos con identidades propias y personalidades diferentes. Eso es lo maravilloso del arte, de que cada espectador puede interpretarlo a su manera.

¿Cómo te inspiras?

R: Me inspira la diversidad en todas sus formas; la social, la cultural, la lingüística. Sinceramente todos los tipos, como también el color, el contraste, la textura, la literatura, la música y las mujeres. Pero por, sobre todo, creo que la vida en si me inspira, es decir, si quiero buscar una fuente de inspiración, la forma más rápida y eficiente de encontrarla es vivir intensamente y ya está. El condicionamiento en general sé que no me inspira, porque me hace perder autenticidad.

EL LEGADO DE SUS ANCENTROS

¿Cómo es un día de pintura y trabajo de Ximena Lama, la artista visual?

R: ¡Ufff!… es bien difícil o especial de describirlo. Nunca me ha gustado la rutina ni la monotonía. Creo que por eso decidí ser artista, porque amo sobre todas las cosas (más allá de mis hijas) la libertad en todos los sentidos. Me gusta trabajar cuando estoy inspirada o cuando tengo la motivación para hacerlo. No me gusta condicionarme ni que me condicionen, en ése sentido soy un poco rebelde. Generalmente, todo lo que sea en computador o el tema de vender lo dilato al máximo, porque rara vez me motiva. Pero hay que hacerlo. A veces hago un collage en pocos días, otras veces soy bastante obsesiva y me demoro meses. No tengo días laborales establecidos, ni tampoco horarios. Muchas veces trabajo los fines de semana incansablemente y sin pausa en una obra o hago interminables pausas. Me dedico principalmente a hacer collages… Sin embargo, hago esculturas en gres, instalaciones y pinto en diferentes técnicas. Hoy, vivimos en la “era de la especialización”, donde las personas tienen que dedicar el tiempo de trabajo solo a un área, la sociedad nos ha impuesto esa metodología de vida con el fin de ser más eficientes y productivos. En el arte esto también se aplica y los artistas en su mayoría se especializan en un área específica. Ése no es mi caso. Porque en el momento que se vuelve rutina y monótono dejo de ser libre y se acaba mi creatividad.

Hablemos de tus ancentros… ¿qué me puedes compartir?

R: Estuve muy ligada a la cultura árabe, principalmente a Palestina por causa de mis abuelos palestinos quienes emigraron en la adolescencia a Bolivia y a quienes visitaba cada año. Con ellos compartía un mes cada verano durante mis vacaciones. Ellos tenían una tienda de ropa, como muchos emigrantes palestinos en aquella época. Recuerdo que ambos trabajaban día y noche; mi abuela cocinaba mucho y muy rico, algo típico en las mujeres árabes. Pasaba horas haciendo marmaon, hojitas de parra y todas las delicias que los afortunados se terminaban en cinco minutos. Mi abuelo, era un hombre tranquilo y sereno, siempre recordaba su tierra, siempre anhelaba con volver. Sin embargo, ya había formado familia en Bolivia y cada vez se hacía más difícil volver. El escuchaba la radio de Palestina, una radio que -en esa época- mi papá y mis tíos le habían conseguido para apaciguar un poco sus ansias por volver. No existía internet, por lo tanto, hablar por teléfono hacia el extranjero era un lujo y no se podía hacer como ahora. Esa radio la escuchaba siempre que no estuviera trabajando. Lo recuerdo hablando en la mesa de su vida en Palestina, de la añoranza por su tierra y de todas las cosas maravillosas que existían allá. En mi época de estudiante, fui al colegio árabe asi que conocí muy de cerca la cultura, las tradiciones, el conflicto que se vive en el Medio Oriente y el tema de la ocupación en Palestina.

Tuviste una mixtura de culturas en los países que vivió…

R: Conocí muy bien la cultura boliviana y obviamente la chilena. Mi abuela por el lado materno era chilena, madre de cuatro hijos y separada. Fue una mujer fuerte, esforzada y trabajadora. A las madres solteras se les hace muy difícil la vida. El mantener la casa y los hijos sola, es un tema en el cual nuestra sociedad aún esta al debe. ¡La quise mucho! Con ella comencé a recorrer el mundo. Siempre la acompañaba a sus viajes y me contaba las historias o lo mucho que ella sabía. Generalmente, esos viajes eran por Chile, nos íbamos a la laguna San Rafael en un barco de carga o a las termas de Chillán en bus con todos los abuelitos. La municipalidad de su barrio ofrecía varios programas de viajes para la tercera edad y ella lo pasaba muy bien. En un principio me llevaba, pero después de grande la llevaba yo. Mi abuela era como una enciclopedia, porque leía día y noche. Compraba libros usados todo el tiempo y se los leía en un abrir y cerrar de ojos. Con mi abuelo materno no tuve mucho contacto. Él tuvo diversos trabajos y vivía en Bolivia y sé que también era escritor. Estoy muy agradecida de la vida, de darme la oportunidad de poder haber conocido tan de cerca estos diferentes mundos.

Finalmente, ¿qué crees que heredaste de tus abuelos?

R: Uno hereda de sus ancestros muchas cosas, en mi caso la diversidad cultural, algo que agradezco enormemente a la vida, el poder conocer estos mundos tan diversos y diferentes. En cuanto a las tradiciones, la música, el baile y la comida es algo que uno lo lleva en la sangre. Me encanta la comida árabe, algo que es muy difícil de encontrar en los restaurantes de Europa. No es la misma. Siempre que viajaba a Chile venía a comer hojitas de parra. La música árabe también me gusta mucho y cuando la escuchaba por casualidad en Europa sentía siempre una conexión especial, como cuando uno se encuentra a un palestino al otro lado del mundo. Creo que en el caso de los valores sucede lo mismo, heredé muchos, sin embargo, el que más puedo rescatar de mis abuelos palestinos es el anhelo de Paz. El hecho de desear la Paz para el mundo, la bondad y la compasión hacia el prójimo. Creo que tanto mis abuelos paternos como maternos tenían ciertas semejanzas en cuanto a valores y me transmitieron mucho el ser solidaria.

Por Paulina Latrach T.

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