- Este día brinda tradicionalmente una oportunidad para que la comunidad internacional se centre en el hecho de que el tema político y social en Palestina sigue sin resolverse, según lo definido por la Asamblea General de Naciones Unidas. La fecha busca concientizar sobre la libre determinación, la independencia y la soberanía del pueblo de Palestina.
Para nadie es indiferente que la crisis sanitaria mundial producto del Covid-19 han agravado profundamente las realidades económicas y sociales del pueblo palestino. Hay un alto índice de pobreza y desempleo, por lo que la fecha del 29 de noviembre, es el momento para reafirmar la solidaridad y un llamado de esperanza a toda la comunidad internacional que mira a la distancia a Palestina.
La fecha fue elegida por su importancia para el pueblo palestino. Esto porque la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1977, pidió que el 29 de noviembre se estableciera como el Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino, en conmemoración del día y en el año 1947, la Asamblea había aprobado la resolución sobre la partición de Palestina. Allí se estipulaba la creación de un “Estado judío” y un “Estado árabe” en Palestina, con Jerusalén como corpus separatum sometido a un régimen internacional especial. De los dos Estados previstos en dicha resolución, hasta el momento solo se ha creado uno: Israel.
Desde entonces, cada año se dedica esta fecha a concientizar sobre la libre determinación, el derecho a la independencia, la soberanía nacional y el derecho a regresar a sus hogares que debe tener el pueblo de Palestina. A lo largo de los años se ha creado una red de más de 1000 organizaciones de la sociedad civil de todas las regiones del mundo que desarrollan actividades sobre el tema con el pueblo de Palestina.
Por ejemplo, en el sitio web de la ONU se destaca que “la elección del 29 de noviembre como jornada de solidaridad con Palestina fue en recordación a la resolución 181, de 1947, cuando la misma Asamblea General estipuló la creación de dos estados independientes, uno judío y otro árabe palestino, una materia sin resolver todavía y que es fuente de un conflicto de larga data. Recomienda la conmemoración de este día como herramienta para recordar a los gobiernos y a la sociedad civil la urgente necesidad de resolución de este asunto pendiente en la agenda internacional”.
Según varias investigaciones y estudios, Chile cuenta con la comunidad de palestinos más numerosa —y una de las más antiguas— fuera de Medio Oriente. A pesar de que es difícil saber con exactitud cuántos son realmente, la Federación Palestina de Chile asegura que hoy superan las 500 mil personas.
LA INMIGRACIÓN PALESTINA EN CHILE
Para entender el fenómeno migratorio palestino o árabe a Chile, hay que retroceder a fines del siglo XIX. La región de Palestina, entre el río Jordán y el mar Mediterráneo, considerada sagrada para musulmanes, judíos y católicos, pertenecía por aquellos años al Imperio Otomano. Pero una fuerte inmigración judía, fomentada por las aspiraciones sionistas, comenzaba a generar resistencia entre las comunidades. América era visto por esta comunidad como un «mundo nuevo» lleno de oportunidades. De esta manera, muchos jóvenes palestinos, sirios, libaneses, entre otros siguieron la ruta a Europa y por mar a Buenos Aires. Pero en vez de quedarse en la capital argentina, más europeizada, algunos prefirieron cruzar los Andes y seguir hacia Chile.
Según la página de Embajada Palestina en Chile, “ningún tema es más emblemático de la experiencia palestina del siglo XX que la difícil situación de los aproximadamente siete millones de refugiados palestinos. Se calcula que el 70 por ciento de todos los palestinos en todo el mundo son refugiados, mientras que uno de cada tres refugiados en todo el mundo es palestino. Aproximadamente, la mitad de todos los refugiados palestinos son apátridas”.
Cabe destacar que Chile ha abierto sus puertas a miles de inmigrantes y refugiados palestinos, quienes han encontrado una nueva oportunidad de vida y una valorada libertad, lo que los ha llevado a construir historias de vida –muchas de dulce y agraz- tras llegar a suelo chileno.
Rafi AbuFada, llegó a nuestro país en el 2019. Y nos comparte un poco su visión acerca de cómo se vive la solidaridad. “Creo que los árabes aquí son dispersos. Creo que se deben hacer más esfuerzos para estandarizar la palabra. Hay personas maravillosas que hacen grandes esfuerzos para ayudar a todos. Espero que todas las personas sean como ellos. Tengo amigos personales que me han apoyado mucho, pero siento que la comunidad árabe está dividida. La solidaridad –creo yo- es haciendo reuniones mensuales, juntarse en el club palestino con los líderes de la comunidad árabe, generar apoyo a los emprendedores, apoyar las causas árabes justas a través de los medios de comunicación y de formas innovadoras. Yo lo perdí todo debido a la crisis comercial de una tienda de retail, así que ahora trabajo en la venta de artículos deportivo. Trabajo en una profesión humilde”, señala a Al Damir.
Por último, Ahmed Khafaja, se vino a Chile desde la Franja de Gaza y nos cuenta que cuando llegó a nuestro país se instaló en La Dehesa en la casa de unos paisanos. “Me recibieron súper bien, pero sentía miedo… era todo diferente, otro país, donde hablan otro idioma, pero tuve la oportunidad de juntarme con varios árabes y conversando en árabe era como estar en casa. Me llevaron a conocer a distintos lugares y empecé a conocer a muchas personas, a sus familias. Allá trabajaba en el Bank of Palestine en Gaza, pero hubo un bombardeo y ya no pude seguir ahí. Estudié economía y tenía un postgrado para hacer en Malasia, pero no pude viajar y era muy caro. Vine a Chile como visita y aunque tenía el ticket de vuelta, decidí aprender idioma y trabajar en distintas cosas. Acá me han ayudado en todo, en regularizar mis papeles. Actualmente, trabajo en mi propio negocio que es una comercializadora y distribuidora llamada El Árabe, donde vendo artículos de aseo y abarrotes al por mayor. Llegué solo a Chile, pero me gustó y me quedé a trabajar, donde hice de todo, pero ahora he logrado tener mi propio negocio. He sentido el apoyo de amigos como Omar Salame, que me ayudado a salir adelante. Estoy muy agradecido y feliz por todo el apoyo que me han dado”.
Por Paulina Latrach T.