- Junto a otros dos socios, este kinesiólogo creó Motion Health & Perfomance Center, un espacio que ofrece un servicio personalizado de entrenamiento, nutrición y salud.
Badir Zara Díaz es kinesiólogo de la Universidad Mayor, tiene 39 años, y hace casi nueve, decidió emprender. Había trabajado cinco años en una clínica donde visualizó una oportunidad de negocio. “En el mercado de la salud en Chile hay muchos profesionales que son técnicamente buenos –afirma- pero hay un deficiencia en el servicio. Desarrollarlo lleva muchos años, nosotros aún estamos en la búsqueda de ello, pero el servicio debe ir determinado por la necesidad de atender personas y no volúmenes de órdenes médicas. Durante mi trabajo en la clínica atendía a 26 pacientes en seis horas, estaba con 6 a 8 persona a la vez y la oportunidad de conocer a la persona era muy baja. Te vuelves un profesional muy técnico, pero poco conectado con la persona”.
Así, en 2013 nace Motion Health & Perfomance Center, un espacio donde se combina entrenamiento, salud, kinesiología y nutrición. “Somos tres socios, junto a José y Andrés Gómez, mis cuñados, formamos un buen equipo porque somos distintos en lo que hacemos y tenemos personalidades distintas. Uno es más visionario, otros somos más concretos. A mi me gusta hacer el trabajo más silencioso, es lo que más me acomoda” agrega.
Los orígenes árabes de Badir Zara vienen de Siria. “Mi bis abuelo se vino de allá a los 8 años. Viajó a Buenos Aires con dos tíos y a los 16, decidió viajar solo a Chile. Formó su clan con 7 hijos, uno de ellos mi abuelo. Además, tengo sangre española por el lado de mi mamá, Catalina Díaz Figueroa”.
Una atención personalizada
Badir Zara está casado hace diez años con Carolina Gómez y tiene tres hijos: Badir (8), Isidora (6) y María Jesús (3). “El apoyo de mi familia ha sido fundamental en este proceso porque ser emprendedor requiere de mucho tiempo y dedicación”. Además, el kinesiólogo complementa sus labores de empresario con la docencia. Es profesor de la Universidad de los Andes hace 9 años en pre y post grado, y también hace clases en la Universidad Finis Terrae. Al hablar sobre lo que los diferencia de otros lugares de entrenamiento y rehabilitación, comenta que “siendo muy sincero desde el punto de vista técnico, y no cayendo en el marketing potente que se hace en el rubro de la salud de las herramientas terapéuticas que no tienen un peso científico importante pero que se utilizan bastante, creo que cuando la atención de un paciente se basa en tenerlo mucho rato en una camilla, tu hora de sesión termina siendo algo completamente pasivo que se podría hacer en la casa. El estar uno a uno te permite conocer a la persona, ganar su confianza y con ello tienes la mitad del tratamiento avanzado. Segundo, cuando no se está focalizado en atender muchos pacientes para cumplir una agenda, se aprovecha al máximo lo que técnicamente uno puede entregar en una hora. Lo otro, es ganarse la confianza de los médicos, un trabajo que hemos logrado cuando los traumatólogos ven nuestro trabajo”, explica.
Para Badir Zara la motivación es un aspecto clave en la rehabilitación de las personas y por ello en Motion no hay espacios diferentes para quienes están entrenando y los que acuden por un problema físico. “Tener a los pacientes de kinesiología cerca de las personas que están entrenando es vital porque les juego indirectamente la parte sicológica al decirle que no están enfermos, estás con gente sana que está entrenando y yo te quiero llevar hacia allá. Aquí se juntan desde deportistas de alto rendimiento, atletas olímpicos, futbolistas profesionales y personas que quieren cambiar su estilo de vida. El error que vi en la kinesiología tradicional es que son entornos muy clínicos, de paciente enfermo y en donde su parte sicológica no se maneja. En la medida que tienes gente conectada en un mismo espacio, nadie sabe si estás entrenando o en kinesiología”, destaca.
Otro aspecto diferenciador de este centro es la manera en que maneja el tratamiento. “Manejando el síntoma, que es el dolor, uno debiera sacar a la persona a hacer algo más dinámico. La definición de kinesiología es el estudio del movimiento y lo que muchos están haciendo es no mover a la gente. Si yo te trato en una camilla no estoy simulando nada de tu actividad diaria y esa es la diferencia básica entre la kinesiología tradicional y lo que yo estoy tratando de hacer acá. Además, todo el mundo viene con una hora agendada para mantener el entorno controlado de personas dentro del gimnasio, y esto lo hacemos desde antes de la pandemia”, comenta.
Al entrar a esta lugar se percibe un ambiente relajado, amigable y con buena música de fondo. Se ve mayoritariamente gente joven. Sin embargo, Badir Zara comenta que se han preocupado de generar un espacio más tranquilo para quienes no les acomoda este ambiente tan juvenil y bullicioso. “Ese fue un desafío que debimos sortear porque aunque nuestra propuesta promueve espacios unidos, no podíamos dejar fuera a quienes buscaban un lugar más tranquilo. En el segundo piso hay un gimnasio con música más suave que ha sido una buena alternativa para que vengan los padres de nuestros clientes”.
Al preguntarle qué metas se han propuesto afirma que que han tenido un crecimiento importante en estos nueve años y hoy están pensando en en abrir una segunda sucursal en Vitacura. “Queremos lanzarnos con un local más grande con el riesgo que significa emprender. El desafío es no perder el sello, porque a medida que la marca crece uno va perdiendo control y lo que nos ha posicionado hasta hoy es tener todo bien controlado. Conocer a las personas que vienen, saludarlos por su nombre y que haya una homogeneidad en el personal. Ya somos 60 personas y no se debe notar brecha entre el que tiene mucha experiencia y el que tiene poca, eso es trabajar en equipo”.
Paulina Yarur Chamy