“SER RACISTA CONTRA LOS ÁRABES, ESTÁ DE MODA EN AMÉRICA”
- Por estos días, celebró el “1001 Laughs Dearborn Comedy Festival”, evento creado y producido por el artista desde 2013, que reúne a comediantes palestinos y locales emergentes. En esta entrevista exclusiva con Al Damir, nos habla de su experiencia creciendo como palestino en Estados Unidos y sus reflexiones sobre la cultura americana en relación con el mundo árabe.
Para Amer Zahr, comediante y activista palestino, los árabes en Estados Unidos tienen dos despertares: uno cultural y otro político. El primero –según explica- “es la realización de que tus padres tienen otro acento, que la comida es distinta y sus festividades no son las mismas que los americanos. El segundo despertar es más potente y doloroso. Tiene que ver con la toma de conciencia de los derechos, la forma en que te miran y el trato que te dan, que es muy distinto al resto de los estadounidenses”, explica el artista.
También nos cuenta que, para él, este segundo despertar se dio en el colegio cuando cursaba octavo grado. Era 1991 y el gobierno de Estados Unidos acababa de bombardear Irak en la llamada Operación Tormenta del Desierto. Amer tenía 14 años y decidió postularse a presidente de curso y su experiencia la resume en “Talk I love America”.
“¡Estaba tan emocionado! Empapelé todas las clases con afiches de mi cara. Un día llegué a mi sala y me di cuenta de que una de mis fotografías había sido alterada, alguien había escrito: ‘Terrorista, ¡vete a casa!’. Entonces, tomé el póster y se lo llevé a mi profesora favorita, entonces le pregunté: ‘¿qué vas a hacer al respecto?’ Ella miró la foto, me miró a los ojos y dijo: ´no vamos a hacer nada´. En ése momento me di cuenta de que (los árabes en Estados Unidos) somos distintos de una manera distinta. Creo que lo que intento decir es que yo amo América, pero solo que desearía que me amara de vuelta”.
Amer, ¿a qué te refieres cuando dices que los árabes son distintos de manera distinta?
R: Pienso que si yo hubiera sido latino o afrodescendiente, se le hubiera dado mayor peso a la situación. Al día siguiente se habría hecho un seminario sobre la discriminación. Mi padre decía: ‘ser racista contra los árabes está de moda en América’. Aquí no solo es aceptable, en muchos casos se alienta.
Hace una pausa, como si buscara en su cabeza los cientos de ejemplos que pudieran graficar esta situación y nos dice:
Estados Unidos tiene una larga historia de islamofobia, en parte porque necesita deshumanizar a un grupo de personas para justificar imponer una jerarquía sobre ellas, ya sea por colonización o guerra. Esto aplica a todo sector político. En 2015, el entonces empresario norteamericano Donald Trump dijo que buscaría prohibir el ingreso de todos los musulmanes y luego ganó la presidencia, lo que significa que ese comentario no lo perjudicó, sino todo lo contrario. Por su parte, cuando a Hillary Clinton le preguntaron cómo se sentía sobre la comunidad árabe en América, dijo: ´debemos tener una buena relación con ellos porque son nuestros ojos y oídos en la lucha contra el terrorismo´. Bueno, ¿qué diablos significa eso? Porque, no recibo correos donde me informan lo que está pasando con el próximo objetivo terrorista o dónde nos juntaremos para desayunar. Frases como esa te demuestran que incluso los liberales de este país ven a los árabes-americanos bajo el lente de la seguridad nacional y no como ciudadanos.
HISTORIA FAMILIAR Y SU CAMIMO AL ACTIVISMO
Sus padres, George y Anan son refugiados palestinos. Llegaron a Estados Unidos en 1980, cuando Amer tenía tres años. Su madre nació en la ciudad palestina de Akka y en los años ‘60 viajó a California para terminar sus estudios. Fue en ese momento en que ella, sus padres y sus tres hermanas fueron exiliadas de su patria. En tanto, su padre nació en 1948 en la ciudad palestina de Yaffa y cuando tenía un mes de vida su familia se convirtieron en refugiados políticos y tuvieron que viajar a Jordania, luego de la fundación del Estado de Israel procedido por el Nakba, donde cientos de palestinos fueron obligados a dejar su tierra. Ellos se conocieron en California mientras estudiaban en los años ‘70. Se casaron en 1977 y volvieron a Jordania, pero tres años después fueron exiliados nuevamente y decidieron instalarse definitivamente en Estados Unidos.
Amer nos comparte que sus padres siempre fueron activistas y muchas veces viajaban a Filadelfia para reunirse con otros palestinos y afrodescendientes, porque estaban involucrados en la lucha contra el Apartheid en África. “El activismo y la justicia social siempre fueron parte de mi educación y es algo que recuerdo muy claramente”, dice el comediante, quien además es escritor, charlista y profesor en la University of Detroit Mercy School of Law, pero asegura, que todo lo que hace tiene relación con ser un activista de la causa palestina.
Cuando le preguntamos acerca de su trabajo como activista, Amer nos explica: “El activismo definitivamente fue lo primero. Empezó con lo que me transmitieron mis padres a una edad temprana, pero también en mi adolescencia cuando me conecté más con mi identidad palestina. Comencé a ser activo y consciente y me dediqué a escribir sobre eso. Luego, en la universidad ya era un activista muy destacado en el campus por los derechos de los palestinos y todo esto vino mucho antes de estudiar derecho o empezar a hacer comedia”.
La comedia fue algo que Amer decidió explorar después de titularse como Doctor en Derecho de la Universidad de Michigan. “Un día dije: ‘voy a probar y si fracaso entonces seré abogado´”.
Hoy es a lo que le dedica casi el ciento por ciento de su tiempo. Además, de las decenas de shows de stand up que tiene en el año a lo largo de Estados Unidos, Amer publica con regularidad en sus redes sociales, especialmente Twitter donde critica duramente al gobierno israelí y Youtube, donde mezcla videos educacionales y divertidos sobre la historia y cultura palestina. En 2013, creó y produjo en la ciudad de Dearborn, la cuna de los árabes-americanos, el espectáculo “1001 Laughs Dearborn Comedy Festival”. Este año, el show de stand up celebra su décima versión, poniendo en el escenario del Ford Community and Performing Arts Center a casi una decena de comediantes emergentes, entre ellos palestinos, afrodescendientes y locales de la ciudad. En 2015, logró producir el mismo festival en Ramallah y este año celebrará en agosto su octava versión.
Ese mismo año estrenó su primer documental “We’re Not White” (No Somos Blancos), el cual fue presentado en diversos festivales y hoy está disponible en Youtube. En 45 minutos de comedia, análisis de expertos y conversaciones con gente común, el film intenta responder la siguiente pregunta: “¿Por qué los árabes- americanos no tienen una casilla en el formulario del censo o en cualquier formulario?”.
“Llegamos a la pregunta de la raza y todos tienen una casilla ¡incluyendo Samoa! Pero nosotros los árabes, no tenemos una y eso significa que no nos cuentan. Cuando no encuentras tu raza en el formulario hay una opción que dice: “alguna otra raza’ ¿Sabes lo que hace el Censo con esa lista de gente? No la queman, no se la dan al FBI, sino que la incluyen en la lista de gente blanca y eso significa que no tenemos representación. Necesitamos que nos cuenten, que nos reconozcan y nos escuchen, porque si no se hace una caricatura de nosotros”, cuenta Amer a Al Damir.
¿De qué manera la comedia se conecta con el activismo?
R: Para mí es una herramienta. La comedia es una forma de protesta, porque siempre es crítica de algo: la sociedad, el poder, el gobierno. Los mejores comediantes son los más duros críticos del poder. Cuando haces reír, las personas te escuchan, por eso para mí la comedia es mucho más efectiva que pararme a dar una charla sobre Palestina. He tenido mucha suerte de ganar seguidores, especialmente entre mi gente y eso es lo que me importa. Hollywood no va a llamar a alguien como yo, pero cuando estoy en Jerusalén y la gente me reconoce y me da las gracias, eso para mí es muchísimo más importante que estar en el mainstream de la televisión americana.
¿Cómo lidias con las críticas y los mensajes de odio?
R: Las críticas más duras vienen justamente de la gente a la que apunto en mis stand-ups. Me persiguen todo el tiempo, se quejan en mis redes sociales y estoy lleno de acusaciones locas, pero pienso que son los gajes del oficio. Estoy bastante seguro de que ni el gobierno estadounidense ni el israelí son mis fans. He tenido también problemas con las autoridades fronterizas israelíes cuando voy a Palestina, pero si eres palestino y les agradas a las (autoridades) israelíes, algo estás haciendo mal. Yo sospecharía mucho de un palestino a los que las autoridades israelíes trataran con respeto. Pienso que está bien ser enemigo del Estado. Por ejemplo, Martin Luther King, era enemigo del Estado, Malcolm X, el profeta Mohammad y ¡hasta Jesús! Hacer que la gente en el poder se sienta incómoda es el objetivo de todo esto, como también lograr que las personas se rían y, al mismo tiempo, se queden pensando. Eso es lo que yo considero arte.
¿Qué proyectos nuevos te emocionan en 2023?
R: ¡Tengo muchas ganas de llevar mi show a Chile! Ya estoy en conversaciones y espero poder concretar ese proyecto durante este año.
Por Stephanie Elías Musalem