- En menos de un año, esta diseñadora y emprendedora en seis meses logro 200 mil seguidores en redes sociales al compartir la recetas de su familia, donde enseña de manera fácil y didáctica a cocinar comida siria. Esta es su conversación con Al Damir.
El proyecto partió hace casi un año. Y Alejandra Sirhan Kettlun cuenta a Al Damir que tenía algo de pudor al compartir las recetas de su abuela en redes sociales, pero que de a poco se fue soltando y el recibimiento y comentarios han sido tan positivos que se lanzó con todo.
“Me fui soltando y tomando un “personaje” que me permitió desarrollar de mejor manera cada receta. No soy chef ni nada por el estilo, sólo me encanta cocinar y amo mis tradiciones. Además tengo un muy buen manejo con la edición de videos y la creación de marca, dada mi profesión. Así que encontré que llegó el momento de juntar todo en una cuenta que me permita dejar un registro audiovisual de las recetas de inmigrantes sirios en Chile. Siempre habíamos querido hacer algo por el estilo para no perder las recetas”.
Cuando le preguntamos cómo le fue dando forma a este proyecto, nos comparte: “Al principio habíamos pensado grabar directamente a mi abuela Suad Awad cocinando, pero ella se resistía mucho a hacerlo, además que las recetas no las tiene estandarizadas, siempre es un “puñado” de esto, una “pizca” de aquello. Y ahí es donde entro yo, con la intención de poder hacer este registro pero de manera lo más didáctica posible. Con el objetivo de no perder este increíble tesoro que, lamentablemente, se estaba comenzando a perder. El recibimiento ha sido increíble. De hecho, mucho mejor del que me podría haber imaginado. En alrededor de 6 meses logré 200 mil seguidores en Instagram, para mí fue una locura. Las recetas árabes que me enseñó mi abuela agarraron muchísimo vuelo desde la primera que las subí. Y se nota que la gente espera con ansias esa sección y siempre quiere más”.
Alejandra, cuéntame, ¿cómo es tu abuela Suad?
R: Mi abuela es una mujer increíble, siempre fue muy trabajadora y madre preocupada de sus 3 hijos. En su caso, sus padres fueron los que llegaron a Chile desde Homs y ella me cuenta que desde niña le tocó mirar mucho a su madre y sus hermanas cocinar (ella era la menor) y que de a poco se fue integrando en la cocina. En esa época no había muchas opciones, tenías que ayudar. Y en eso fue desarrollando su experiencia en las laboriosas recetas árabes que hoy intento transmitir. Con muchos menos recursos, tanto tecnológicos como de materia prima; muchos ingredientes que hoy sí tenemos a mano para emular más cercanamente las recetas de allá, acá no existían en esa época, por eso, siempre intento transmitir que las recetas que me sé no son “originales de Siria” y no pretenden serlo. Son el fiel reflejo de cómo cocinaban los inmigrantes sirios que llegaron a Chile con los recursos que disponían en ese momento. Es casi cocina fusión y, eso intento que quede muy claro en mis recetas.
¿Qué te dicen tus seguidores?
R: Muchas veces en los comentarios la gente escribe “esa no es la receta original” o “en Siria lo hacen así”. En esos momentos intento recalcar lo que comento acá. Recalcar que, más que un gusto por la cocina, era una necesidad. La madre de mi abuela, Olga, aprendió a cocinar en Homs, se casó a los 14 años y se vino a Chile en los años ‘20. Olga era conocida en la comunidad por lo bien que cocinaba y ese toque se lo transmitió a sus 3 hijas. Suad, -era la hija menor- y, la que más ayudaba en las labores del hogar. Sobre todo cuando Olga no estaba en Chile, a veces pasaba meses en Siria. Y su padre, Camel, le gustaba que Suad fuera la que la ayudara a llevar la casa, ella tenía que hacerlo y lo hacía bien. Si realmente quería, es algo que nunca nos va a decir. Luego se casó con un paisano nacido en Siria que llegó en los años ‘50 de Homs, mi abuelo Alberto. Y ella se esmeraba por cocinar rico para él. Suad hacía tan buenos dulces que le enseñó a mi abuelo, que los vendía. Y ella complementaba con comida como rellenos o kubbe, etc. Eso es un poco de la historia.
Y tú rescatas ahora todos los secretos de esos sabores…
R: Hasta hace poco tiempo mi abuela Suad –que tiene 91 años- nos invitaba los fines de semana a su casa a toda la familia y ella misma cocinaba para nosotros. La comida siempre fue exquisita y a mí me daba curiosidad cómo la preparaba. Al principio no me dejaba intervenir mucho, ella me decía que así aprendió ella, primero mirando y después de mucho rato, metiendo las manos. Así que yo cuando ya era más grande pude ayudar un poco. Luego, cuando ella venía a casa de mis padres, le pedía que cocináramos algún postre juntas y ahí sí podía meter más las manos. Hasta que al final cocinábamos juntas. Hoy, ella ya no cocina, porque está muy mayor y se ha olvidado de algunas cosas. Pero cada vez que puedo, si voy a grabar una receta, la traigo a casa para que me ayude. Ella se entretiene mucho y logra conectar con alguna parte de ella en que afloran los recuerdos, además siempre me tira algún tips por ahí olvidado que me ayuda y facilita la receta.
¿Tienes algún libro de las recetas de tu abuela o todo lo has ido rescatando?
R: Por el momento no tengo un libro de recetas, dado que llevo poco tiempo en esto, aún me queda mucho por desarrollar y para poder armar un recetario completo. Pero es mi intención hacerlo. Además, cómo las recetas son tan imprecisas, ahora que estoy haciendo el registro audiovisual y tengo que intentar estandarizar cada una de las recetas y, bueno no es tan fácil cuando uno también aprendió de esa misma escuela. En la medida que voy cocinando y grabando, voy tomando nota de cada cucharada, cada taza y así poder entregar en mis redes la receta lo más cercana al éxito posible. Pero es un trabajo que aún no termina. Lo que busco es acercar la comida árabe a la gente, siempre se ve como algo tan difícil, impreciso y trabajoso que mucha gente la descarta. Me encantaría que la gente se atreva a meter las manos, juntarse con la familia, con los amigos, a hacer cosas nuevas, entretenerse y en el proceso, obtener una obra maestra. Para esto, es muy necesario ser muy hábil en la edición y explicación de cada video. Es lo que intento hacer en cada una de las recetas que comparto en redes sociales. Ese es uno de los objetivos. Y el otro, como te decía es no perder este hermoso tesoro que con las generaciones se ha ido diluyendo.
Hace una pausa y agrega: Me encantaría hacer un libro de las recetas o dar clases de cocina… Y es uno de los siguientes pasos. Como esto es más menos reciente y no me esperaba tremenda recepción del público, aún no he tenido el tiempo para armarme y organizar la cantidad de actividades y cosas que estoy pensando que puedo hacer. Da para mucho. Me encanta la acción de cocinar en conjunto, mientras aprendes, conversas y compartes historias. Eso es de lo más lindo de la cocina, compartir. Creo que en las clases no sólo puedo transmitir el conocimiento de la comida, si no también esa experiencia de antaño cuando las mujeres se juntaban todas a cocinar mientras conversaban de todo. ¡Quiero replicar eso!
¿Cuál crees tú que es el valor que tus abuelos te han transmitido?
R: El valor más importante por lejos, el valor de la familia. La comunidad y lo importante que fue para ellos el pertenecer a ella, tanto cuando llegaron a Chile y entre ellos fueron su red de apoyo, como ahora, donde intentamos seguir manteniendo vivas nuestras tradiciones.
Finalmente, ¿cuáles son tus recetas o platos favoritos?
R: Tengo un amor especial por el hummus y el batersh (babaganoush), porque fue de las primeras cosas que aprendí, son bastante simples, a la gente le encanta y permite que se acerquen a la cocina árabe. Además, en este tipo de recetas puedes intentar acercarte lo más posible a la preparación original. Antes de que existieran las procesadoras y la tecnología que hoy tenemos, lo preparo cómo lo hacía mi abuela al moler los garbanzos. O como se asaban las berenjenas para que obtengan ese sabor característico a humo… Son preguntas que trato de responder en mis videos y explicarlas tal cual como las hacía ella, trato así de mantener la esencia. Si bien tengo muchísimas recetas aún pendientes por preparar, las más simples son las que la gente más agradece. La receta del arroz árabe como lo hacía mi abuela es por lejos una de las más virales y yo creo que el secreto es su simpleza y excelente resultado. Acá les dejo la receta:
Arroz árabe
- 3 cucharadas de aceite
- 1 taza de fideos cabellos de ángel
- 2 tazas de arroz
- 4 tazas de agua
- 1 a 2 cucharadas de mantequilla
- Sal al gusto
Preparación: Ponemos el aceite en la olla y van los fideos a dorar hasta que cambien de color (apróx. 5 minutos) sin dejar de remover. Ahora ponemos el arroz y sofreímos, añadimos la sal, siempre revolviendo. Unos 5 minutos después agregamos el agua, bajamos el fuego al mínimo y añadimos la mantequilla. Tapamos y dejamos cocinar por 20 minutos.
Otra receta que me gustaría compartir, dada su masividad y aceptación. Además, que es uno de los dulces árabes más simples de preparar, es el aristelos.
Preparación
Para la masa:
- 1 kg de semola
- 1 taza de leche
- 3 tazas de azúcar
- 3 huevos
- 3 cucharaditas de polvos de hornear
- 1 taza de mantequilla derretida
Para el almíbar:
- 1 kg de azúcar
- 3 tazas de agua fría
- Jugo de 1 limón
- Decorar con 1/2 taza de almendras
- Almendras: poner en una ollita con agua fría y que hiervan 10 minutos. Luego sacarlas, pelar y partir por la mitad (con un cuchillo o con la mano)
- Poner en un bol la semola, azúcar, polvo de hornear, mantequilla y leche. Revolver con la mano para incorporar. Una vez integrado colocar en un molde enmantequillado.
- Extender bien toda la mezcla sobre la bandeja. Ojo, ir aplastando suavemente, con ayuda de leche, en la medida que vas emparejando, no tiene que quedar apelmazado.
- Marcar cuadraditos con un cuchillo ayudándote con un poco de leche.
- Poner las almendras en cada cuadrado y llevar al horno por media hora a 200 grados o hasta que este doradito por arriba (el tiempo puede variar según el horno).
- Para el almibar: poner el azúcar con el agua fría y llevar a hervor hasta que se disuelva todo el azúcar. Agregar el limón y cocinar alrededor de 5 minutos más.
- Una vez el bizcocho sale del horno, volver a marcar los cuadrados y agregar el almíbar caliente por toda la bandeja. Dejar enfriar y servir.
Por Paulina Latrach T.
Editora de Al Damir