¡Soy Palestina!
En el marco del Día Internacional de la Mujer, es imposible no rendir homenaje a la mujer palestina, cuyo espíritu indomable y amor incondicional la han convertido en un símbolo de fortaleza, resiliencia y entrega. Su historia es la de generaciones que, con dignidad y valentía, han resistido las adversidades sin perder la esencia de su identidad, su cultura y su profundo compromiso con la familia y con la tierra.
Desde tiempos inmemoriales, la mujer palestina ha sido el pilar de su hogar y su comunidad. En su rol de madre, esposa, hermana e hija, ha sabido transmitir valores de perseverancia, solidaridad y amor por la tierra que la vio nacer. A pesar de los desafíos que enfrenta a diario, se mantiene firme, sosteniendo a los suyos con una entereza que conmueve e inspira.
Es ella quien, con manos trabajadoras y un corazón generoso, preserva las tradiciones, teje la historia y mantiene viva la esperanza. Su resiliencia no se mide solo en su capacidad de resistir, sino en su habilidad de reinventarse, de seguir adelante con la frente en alto, con la certeza de que su legado trascenderá generaciones.
Yo, como mujer de origen palestino, me siento profundamente orgullosa de llevar, incluso desde tan lejos, en Chile, los valores de todas esas mujeres que han marcado nuestra historia con su fortaleza y amor inquebrantable. Crecì viendo la dedicación de mis abuelas y luego de mi madre por la cocina, el aglutinar a la familia en almuerzo largos, desde mazarines, marmaon a dulces y tanto más! Con el traspaso de historias, relatos vivos, registro de nuestra tierra. La música y danza árabe también ha sido parte fundamental de mi vida como mujer palestina, y con orgullo es siempre una oportunidad de mostrar quien soy y de donde vengo.
Es un honor ser parte de esta herencia y llevar en el corazón el compromiso de mantener viva su memoria y su ejemplo. Cada conversación , cada marcha, cada momento es para mi recordar, y mantener viva a cada una de mis mujeres y tantas más.
En un mundo donde las luchas por la equidad y la justicia continúan, la mujer palestina nos recuerda lo que significa ser inquebrantable, lo que significa amar con fuerza y resistir con dignidad. Su ejemplo es un faro para todas nosotras, las mujeres de origen palestino, que llevamos en la sangre el mismo coraje y en el alma la misma determinación de quienes nos precedieron.
Hoy, en este día de reconocimiento y celebración, alzo la voz con orgullo para decir: la mujer palestina es, sin duda, el verdadero ejemplo de mujer en el mundo. Su historia, su lucha y su amor infinito nos inspiran a seguir adelante, a honrar nuestras raíces y a caminar con la misma dignidad con la que ellas han desafiado la historia.
Bàrbara Alamo Latrach
Directora Fundación Palestina Belén 2000
