- En conmemoración de los 75 años de la Nakba -el pasado 15 de mayo- el colectivo teatral Artistas por Palestina presentó en el Teatro Nacional una performance de lecturas dramatizadas sobre la ocupación del país árabe. Aquí contamos su historia, sus motivaciones y desafíos para seguir visualizando la causa en la escena cultural.
Sucedió por azar o por destino hace siete meses. En un encuentro informal al que se convocó a artistas palestinos, se cruzaron siete personas del mundo del teatro: Andrea Giadach, Ana Harcha, Cristina Hadwa, Isidora Khamis, Alejandro Miranda, Bernardita Nassar y Valentina Nassar, quienes decidieron poner a Palestina en el escenario.
Fue así como el 9, 15 y 16 de mayo, este grupo de artistas presentaron en el emblemático Teatro Nacional de calle Morandé, un proyecto inédito llamado «Ciclo de lecturas dramatizadas de teatro sobre Palestina». Este colectivo teatral fue autogestionado y de ahora en adelante son la agrupación Artistas por Palestina.
La puesta en escena contó con la participación de renombrados directores, entre ellos Jesús Urqueta, Patricia Artés, Ernesto Orellana, Paula González, Pablo Manzi, Andrea Olivarí, Ana Harcha y Andrea Giadach, quienes, junto a destacados intérpretes, llevaron cinco obras palestinas a la vida.
«Acá se formó un grupo principalmente por mujeres con una capacidad de gestión y movilización súper poderosa. Llevamos un proyecto a un espacio cultural chileno, lo que significa que desbordamos las fronteras de la comunidad palestina. Esto fue muy importante, porque llegaron muchas personas que no tenían idea de lo que ocurre en Palestina y que se fueron con otra visión. Creo que esta es la ruta por seguir», reflexiona Ana Harcha sobre el evento tuvo una amplia asistencia tanto de la comunidad palestina como la chilena.
En tanto, Isidora Khamis agrega: «todos estos directores que fueron parte del proyecto tienen en común que sus producciones apuntan a mostrar diversas problemáticas en Chile, que tienen que ver con cuestionamientos a la idea de lo que es una nación y lo que sucede con las relaciones de poder entre Estados y pueblos».
Como colectivo, cuentan que lo que los motivó a unirse y concretar este proyecto fue la convicción de visibilizar la causa Palestina y los abusos a los derechos humanos cometidos por las fuerzas israelíes en el territorio. Sin embargo, otro aspecto movilizador importante fue mostrar la vinculación entre lo que ocurre en el territorio árabe, lo que pasa en Chile y en otros países.
«Hay que seguir insistiendo por el derecho a la tierra, que es la primera lucha del pueblo palestino, porque es una lucha que nosotros podemos vincular con situaciones que acontecen en otros territorios, como los derechos de tierra de los pueblos originarios o en otros lugares de América Latina», agrega Harcha.
Ana, ¿de qué manera visibilizar el conflicto a nivel mundial ayuda a Palestina?
R: El tema palestino requiere un coro internacional de voces. Un coro al que se han sumado los pueblos del mundo y ahora es necesario que los gobiernos se unan. La lucha del pueblo es allá, pero solos no pueden ganar, y no se trata de una cuestión de solidaridad, se trata de un tema de derechos humanos. Esto fue lo que nos impulsó a fundar nuestro colectivo.
Isidora, en relación a la importancia de contar con el apoyo de la comunidad para seguir con este colectivo teatral, ¿cuáles son los principales desafíos?
R: Hay un gran desafío en la comunidad palestina a lo largo de Chile y es unirnos en torno a la cultura. Nos costó que nos abrieran las puertas y los espacios para visibilizar la historia de Palestina, pero logramos hacer una tremenda puesta en escena.
Cabe destacar que el trabajo que han generado es el puntapié para seguir mostrando el trabajo que han realizado en conjunto. Tras la exitosa muestra de lecturas dramatizadas en el teatro Morandé con títulos como: «Palestina, por ejemplo» de Lina Meruane; «Handala» de Abdelfattah Abusrour; «Palestina Irreversible, Palestina In-existente» de Ana Harcha; «Foot/ Mi mundo patria», de Ismail Khalidi y Andrea Giadach; y «La promesa de la revolución», hoy el colectivo teatral se reúne para planear su próximo proyecto.
«Hay un acto de resistencia en no borrar lo palestino en mí, de decir yo soy Palestina. Por otro lado, invita a observar y tomar conciencia de las otras palestinas en el mundo, en cómo esa relación entre estado-pueblo, víctima y victimario en el espacio público se repiten en otras partes. En ese sentido, hay un proceso de palestinización a nivel mundial», agrega Andrea Giadach, dramaturga y directora que, en paralelo, se encuentra presentando la exitosa obra teatral «El Círculo», estrenada por primera vez en 2019, donde actores con fuertes vinculaciones palestinas y judías se entregan a un diálogo donde intercambian posturas antagónicas y cuestionamientos sobre la historia de estas culturas que comparten un mismo territorio.
Como colectivo teatral destacan que quienes les brindaron un apoyo especial de la embajadora palestina en Chile, Vera Baboun y Cristina Issa, quienes fueron clave en el apoyo económico. Aseguran que, sin esa ayuda, esta puesta en escena no hubiera sido posible. «Todos los que colaboraron en este montaje como traductores, directores y actores, lo hicieron de forma gratuita, fueron voluntarios de esta causa. La mayoría no tiene orígenes palestinos, pero se involucraron de manera directa. Ese vínculo artístico es una manera de hacer política o resistencia en el arte, demostrar que Palestina va más allá de nosotros los palestinos y lo cierto es que Palestina está en muchas partes», concluye Valentina Nassar.
Por Stephanie Elías.