COLUMNA DE OPINIÓN
Este 2021 es un año de recuperación. No cabe duda de aquello. Sin embargo, tenemos que tener algunos matices temporales. El inicio del año será lento dominado por restricciones a la movilidad lo que mantendrá a parte de la economía con grados importantes de paralización. Aún no será posible ejecutar de manera intensa la inversión y, consecuentemente, la creación de empleo seguirá dominada por sectores ligados directamente al consumo favorablemente impactados por los retiros de fondos previsionales.
Los primeros meses del año el proceso de vacunación se intensificará y, en la medida de que sea eficaz, deberíamos lograr un porcentaje importante de los grupos de riesgo con inmunidad hacia el inicio del invierno. En ese contexto, hasta marzo tendremos cifras de crecimiento modestas y altamente heterogéneas sectorialmente. Hacia el segundo trimestre, cuando aún no tendremos dominada y contenida la pandemia, y nos mantengamos luchando contra el colapso del sistema de salud, la economía tendrá expansiones de dos dígitos que deberán interpretarse con mucho cuidado pues serán explicadas por las bajas bases de comparación. Las noticias que tendremos hacia la segunda semana de abril, luego de la elección de los asambleístas, marcará un nuevo escalón de rebaja en la incertidumbre política, pues espero que la composición del organismo encargado de proponer y redactar la nueva constitución tenga una representación ideológica y política similar a la observada en el actual congreso.
Desde fines del 2019 y esta primera parte del 2020, las fuerzas de la recuperación se estarán acumulando. Hagamos revisión. La vacunación avanza, y esperamos se acelere pronto, permitiendo que actividades donde la movilidad es indispensable comiencen a re-florecer. El alto precio del cobre que hemos visto recientemente se ha transformado en un gran aliciente para que las inversiones mineras no se posterguen. Consecuentemente, veremos que proyectos públicos y privados en esa industria, que ya cuentan con las aprobaciones medio ambientales, tomen renovada fuerza. Por otro lado, otros proyectos de inversión en obras públicas, construcción, entre otros, paralizados el 2020 comenzarán a dinamizarse. No debería extrañar ver una concentración temporal importante de inversión que lleve a situaciones donde algunas constructoras terminen altamente demandas y con alguna dificultad para satisfacer todas las obras.
El mercado laboral seguirá la dinámica de recuperación de otros sectores, especialmente los servicios que apoyan la inversión. Entonces, el segundo semestre deberíamos comenzar a ver un cambio de la composición en la creación de empleo. Desde un alto porcentaje de empleo por cuenta propia a uno mayor de empleo formal asalariado. La participación laboral aumentará gracias a la mayor movilidad, lo que podría traer como consecuencia que la tasa de desempleo aumente algo. No debe ser interpretado como un problema en la medida que la creación de empleo se sostenga.
El gran desafío y principal discusión pública del segundo semestre del 2021, cuando la economía muestre claras mejores cifras de empleo, crecimiento e inversión, serán los altos niveles de endeudamiento de empresas y gobiernos que habría dejado la pandemia. Chile no será la excepción. Entonces, este segundo semestre estaremos probablemente en medio de campañas presidenciales que intentarán dar mensajes de mayores tributos, luego de que este gobierno presente las propuestas del comité formado para ese propósito.
Con todo, solo me queda decir que el 2021 será como un partido de fútbol. El primer tiempo será el momento donde se incubará la fuerza de la recuperación. Señales económicas, sanitarias y políticas se desarrollarán de manera tal que el segundo semestre mostrará en plenitud los resultados. ¿Cuánto crecerá la economía el 2021? Dependerá de qué tan duro sea el inicio de año y de la intensidad de la recuperación de la segunda parte, pero este partido ciertamente lo ganaremos, ojalá por goleada.
Jorge Selaive
Economista Jefe Scotiabank y Académico FEN U. de Chile
